365 días dan para mucho. 22 años también. Hoy es el día oficial de la reflexión y la añoranza en mi vida. Toca echar un vistazo hacia atrás. Por un día que me siente en un banco del camino a organizar, cuestionar y visualizar no pasará nada... supongo. ¡Cuántas cosas (buenas y menos buenas) han pasado a lo largo de este año!. Haciendo un balance justo he de confesar que no me puedo quejar para nada. He conocido a gente y perdido otra; he evolucionado; he descubierto nuevos caminos; he conocido la felicidad compartida; he disfrutado de mi familia un año más... no se puede pedir más.
Pero ahora, tras los balances menos buenos, llega la hora de mejorar y rectificar. Ya solo quedan 364 días para cumplir los 23. No me apena, al contrario. El cumplir un año más es una buena señal, muy buena. A pesar de la calvicie. Todavía hay tiempo para madurar. Todavía me quedan unas horas para recorrer lo vivido, redisfrutarlo y dar gracias a los que hay, ha habido y habrá. Seguir aprendiendo de toda la gente es mi mejor regalo. Al fin y al cabo soy lo que he vivido, y lo que he aprendido de todos.
Un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario