
Mucho antes (años) ya me sentía atraído por una religión o filosofía de vida que haría cambiar definitivamente mi manera de ver las cosas aunque, bien es cierto, que desde entonces me ha sido muy difícil seguir a pies juntillas la doctrina. Desde un punto de vista como iniciado (a penas me estoy informando ahora mismo) y el abrazo como filosofía o laico del Budismo.
De entre todas las religiones que existen (excluidas ajenas a mi círculo y que sólo conozco por terceros) y particularmente la Cristiana, que me toca de cerca familiar y socialmente, ninguna me ha convencido. Ninguna me invita a seguirla. Haciendo un examen previo ninguna religión me gusta. Ésa palabra la borro por alguna razón que quizás todavía desconozco de mi vocabulario:
Religión: s.f. Conjunto de creencias y de prácticas relacionadas con lo que se considera sagrado. ETIMOL. Del latín “religio” (escrúpulo, delicadeza). Diccionario Avanzado Didáctico de español. SM. Edición de 1997.
De alguna manera, familiarmente, he profesado en algún momento un sentimiento religioso por ciertos temas (a mi sentir actual más folclórico y amistoso que religioso).
Como decía, en algún momento años ha me sentí atraído por la senda budista y una ven introduciéndome en ella a través de diversos libros, descubro asombrado que estaba en lo cierto. Esto si que me convence, si que lo veo bueno para la sociedad.
"Una religión que no exige a la gente que crea cosas que le parecen increíbles, que no es incompatible con la ciencia moderna, que no es partidaria de la guerra, que proporciona una ética que se aplica de arriba abajo del espectro social, y que es al mismo tiempo flexible y evoluciona para responder a nuevas situaciones y usos sociales de una forma constructiva. Es una fe que nos apremia a proteger el medio ambiente, a construir comunidades armoniosas, a evitar el desprecio, a resolver conflictos y a vivir de forma más sencilla, y sin embargo, hace todo esto sin cargar a las personas con miedo o culpa; una fe con una fuerte visión internacionalista, así como una ética personal concienzuda (ética que se extiende a nuestro tratamiento a los animales y de las plantas tanto como a nuestras relaciones personales). Muchas personas tienen hoy en día grandes esperanzas en la humilde senda de Buda." El nuevo Budismo, guía básica para una nueva forma de vida. David Brazier. Editorial Overon.
La base del budismo no es para uso personal e intransferible. Una vez que una persona alcanza la iluminación debe hacer uso de ella para ayudar a la sociedad.
Yo, obviamente, no soy un ser iluminado (mucho menos cuando empiezo a comprender y acercarme –sin maestro personal- a la senda budista) pero sí he conocido una vía de escape a nuestra autodestructora sociedad. Por lo tanto creo que es interesante recoger en el blog lo que puedo ir aprendiendo o al menos me resulta interesante, intentando no aburrir en exceso.
Por esto mismo, porque no soy ningún maestro iluminado, me basaré en las lecturas que voy haciendo. En éste primer post recogeré algo de tres libros diferentes a modo de introducción al budismo desde un prisma muy superficial.
De antemano os dejo las portadas a los libros y la editorial.
Primero presentaré dos libros, sobre los cuales sí que extraeré algo con total seguridad. Más adelante –y si me veo con fuerzas y ganas- dejaré otro libro del cual os adelanto el título: “Culto Zen”.
- El nuevo budismo. Guía para una nueva forma de vida. David Brazier. Edit. Oyeron. Edición de 2001. ISBN: 84-96052-20-6
- Budismo, la esencia de Oriente. Erica Ryeda y Igor Zabaleta. Editorial Edimat libros. Edición de 2006. ISBN: 84-9764-679-7
Por el momento éstos son los libros de los que recogeré algo de información para quienes no conocen nada del budismo y que con una mente abierta, no teman acercarse a una religión o filosofía de vida (tómenlo como quieran) desconocida y lejana a su cultura y sociedad.
Para comenzar, vamos a conocer un poco sobre la historia de Buda, el equivalente a Jesucristo en nuestra religión Cristiana

Primeros años
Estatua (Gandhara, siglo II) de Gautama mostrando el mudrá del vajra (rayo). Actualmente en el Museo Nacional de Tokio.
Nacimiento [editar]
Siddhārtha nació en el seno de una familia noble del clan de los Śākya aproximadamente en el año 563 a. C. Su lugar de nacimiento fue en Lumbinī, en el reino de Kapilavatthu, una aldea del Terai (en el actual Nepal) que está a los pies de los montes Himalayas.
El budismo posee su propio calendario lunar, que se inicia en 543 a. C., el año del nacimiento de Buda según la tradición. Sin embargo, el investigador Dr. Prasada Gokhale ha presentado evidencias de que Buda podría haber nacido en el año 1887 a. C.[1]
Según la tradición oral, Śuddhodana, el padre de Siddhārtha, era el rey que gobernaba el clan de los Śākya. Por este motivo Buda también es conocido como Sakyamuni (śākya muni, el ‘sabio de los Śākya’). Su padre poseía un palacio en Kapila Vatthu, a orillas del río Ganges.
Su madre Māyā Devi era una de las esposas del rey. Siddhārtha fue el nombre escogido para el recién nacido, que significa "la meta perfecta" o "la meta de los perfectos". La reina Māyā, madre de Siddhārtha, murió justo al nacer su hijo; que fue educado por su tía Pajapati.
Según la tradición oral, poco después de su nacimiento fue visitado por el brahmán Asita, un asceta de gran reputación por su sabiduría y por sus dotes para interpretar presagios. El sabio brahmán profetizó que Siddhārtha llegaría a ser un gran gobernante o un gran maestro religioso, lo que consternó a Śuddhodana, que quería que su hijo siguiera sus mismos pasos y que un día le sucediera en el trono. Por ello su padre lo protegió de la dureza de la vida, fuera de palacio, para evitar que el hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual. Pensó que el mejor modo de evitarle la tendencia a la religiosidad consistía en impedirle toda experiencia con el lado amargo de la vida, de modo que creó en torno de él una vida llena de placeres y con el menor contacto posible con el sufrimiento de la realidad.
Dice la leyenda que Māyā fue fecundada por un pequeño y bello elefante provisto de seis colmillos que hirió delicadamente su regazo sin causarle dolor. Al nacer, el pequeño Siddhārtha habría aparecido ante su madre sobre un loto mientras una suave lluvia de pétalos caía sobre ambos, y dijo: "Triunfaré sobre el nacimiento y la muerte y venceré a todos los demonios que hostigan al humano"
Según otra versión, Māyā soñó una noche que un pequeño elefante con seis cuernos y cabeza de color rojo rubí bajaba del cielo y entraba en su vientre por el lado derecho. Ocho sacerdotes le explicaron a su esposo que el niño sería santo y alcanzaría la sabiduría perfecta. Más tarde ella salió al jardín con sus sirvientas y caminó bajo un árbol sala, el cual se inclinó. La reina se colgó de una rama y miró a los cielos. En ese momento Siddhārtha surgió de su lado.
Dice también la leyenda, que cuando Gautama nació recobraron la vista los ciegos, los sordomudos hablaron y una música celestial llenó el mundo.
Infancia y juventud
Huella del Buda.
Los primeros años de la vida del príncipe Siddhārtha transcurrieron completamente ajenos a toda actividad espiritual, siempre vivió con su familia. Los detalles de la infancia y juventud de Siddhārtha narran una vida rodeada de enorme lujo y comodidad. Recibió la mejor educación y formación posibles en su tiempo.
Siddhārtha comenzó a sentir curiosidad por conocer cómo eran las cosas en el mundo exterior y pidió permiso a su padre para satisfacer su deseo. Śuddhodana accedió, pero preparó la salida de su hijo ordenando que despejaran las calles de toda visión que pudiera herir la sobreprotegida conciencia del príncipe. No obstante, sus cuidadosos arreglos fracasaron pues Siddhārtha, aclamado por la multitud a su paso por las calles, no pudo dejar de percibir el dolor bajo sus formas más agudas, por primera vez se percató de la vejez, enfermedad y muerte.
A los 16 años se arregló su matrimonio con una prima suya llamada Yasodhara. Cuando alcanzó la adolescencia se casó con su prima Yaśodhara y, cerca de los treinta años, tuvo un hijo, Rahula, que significa "obstáculo" y también "cadena". Su hijo fue llamado así debido a que, por causa de él, estuvo más tiempo en el palacio del que tenía previsto.
Búsqueda espiritual
Una de las primeras representaciones de Buda Gautama
Abandono del hogar
El descubrimiento de la vejez, la enfermedad y la muerte fue traumático para Siddhārtha. Se dio cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento y su ánimo se tornó sombrío, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. En una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta, un monje mendicante, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo, pasando antes unos años como mendigo.
Siddhārtha vivió como un príncipe hasta los 29 años; luego abandonó su hogar, dejando atrás a su esposa y a su hijo. Se echó al mundo con la cabeza rapada y ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación.
Maestros
En su camino, Siddharta aprendió de la mano de cuatro diferentes maestros. Con ellos aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Siddharta intentaban redefinir la unión del individuo (Atman) con un absoluto (Brahman) para así lograr la liberación. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas. Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte, pero aun así tampoco encontró solución a su problema. Es por esto que decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.
Aprendió dos cosas de suma importancia[cita requerida]: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, llegado cierto instante, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Siddhārtha partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo.
Una versión mítica de esta etapa de su vida, nos dice que Siddhārtha, en sus extremas practicas de ascetismo, luego de algunos días sin comer ni beber agua, cuando se encontraba ya por desfallecer, pocos minutos antes de su muerte, escucha a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la Cítara, le dice que si la cuerda esta muy floja no suena, pero si esta se encuentra muy tensa se rompe, la cuerda debe estar en su justa tensión para que pueda dar música y armonía; y en ese momento el buda comprendió el camino del medio, que tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos y que la verdad se hallaría en el justo medio; ni placeres exacerbados ni ascetismo extremo, todo en su justa medida.
Nirvana
Busto de Siddhārtha Gautama de Gandhara, siglos I-II. Musee Guimet, Paris.
Al final de su periplo Siddhārtha caminó en un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indio Bihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o bodhi (higuera, ficus religiosa), considerado el árbol de la sabiduría.
Una noche de luna llena decidió no levantarse hasta que hallara la respuesta al sufrimiento. La culminación de sus meditaciones llegó cuando tomó conciencia de que ya se había liberado definitivamente. Comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Ya no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero ser estaba más allá de las dualidades del aferramiento y la repulsión; había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca más volvería a renacer, que había roto el eterno girar de la rueda del samsara. Esto es el nirvana.
Siddhārtha despertó de sus meditaciones como un Buda (‘despierto’, ‘iluminado’) y siguió sentado bajo el árbol bodhi durante cierto tiempo, disfrutando de la dicha de la renunciación, de la liberación. Después empezó a enseñar sobre el nirvana a quien le oyera; fundando lo que se llegaría a conocer como el budismo.
Para-nirvana (muerte)
Artículo principal: Paranirvana
Siddhārtha Gautama murió alrededor del año 486 a. C., a los 80 años de edad. La causa fue una intoxicación alimenticia que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores que, según los testimonios, soportó con gran entereza. Finalmente, se recostó en un bosque de mangos en Kuśīnagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el para nirvana. Este es un estado al que sólo acceden los que han alcanzado el Nirvana durante su vida; después de morir. Antes de expirar dijo el Nirvana Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos.
(Fuente: Wikipedia)
Ahora ya podemos entender las cuatro nobles verdades y el Óctuple sendero, las cuales fueron las revelaciones más importantes:
1. Toda existencia es sufrimiento
2. Todo sufrimiento es causa de ignorancia y apego
3. El sufrimiento cesa con la aniquilación y el deseo
4. El cese de las emociones se consigue con el óctuple sendero
Bien, éstas son las cuatro nobles verdades. Ahora conozcamos cuál es el octuple sendero:
1. Samma ditthi: recta comprensión
2. Samma sankappa: recto pensamiento
3. Samma vaca: rectas palabras
4. Samma kammanta: recta acción
5. Samma ajiva: rectos medios de vida
6. Samma vayama: recto esfuerzo
7. Samma sati: recta atención
8. Samma samadhi: recta concentración
Debemos entender la palabra “recta” como justo o equilibrado.
A priori puede parecer todo esto como algo muy pesimista. Al menos, en principio a mi me lo pareció. Pero nada más lejos de la realidad. No lo haré hoy, pero en otro post dedicaré un rato a desglosar cada una de éstas cuatro nobles verdades. Si lo hiciese hoy, esto podría ser interminable. Si alguien se ha interesado ya sabéis que he dejado más arriba dos libros que os pueden ayudar (primero os recomiendo “Budismo, la esencia de Oriente) puesto que el segundo es mucho más profundo.
Estas cuatro nobles verdades las conoció Buda en su momento de iluminación. La palabra Buda quiere decir “El que está despierto”.
Antes de seguir adelante, me parece interesante transcribir las palabras de Buda antes de morir y que aparecen en el libro que acabo de mencionar de Erica Ryeda y Igor Zabaleta:
" Todas las cosas condicionadas son transitorias. Tratad de cumplir vuestra tarea con diligencia" Deja claro que cada uno debería encontrar su camino sin aferrarse a los bienes materiales. En vida siempre insistió que cada uno tenía que encontrar su propio camino y que los maestros solo servían para ayudar a encontrar el itinerario, nunca para marcarlo.
¿Por qué a éstas alturas escribo esto? Porque no sé lo que podéis estar pensando cada uno de los que habéis llegado en vuestra lectura hasta éste post. Buda siempre dijo que había que dudar de todo y sacar nuestras propias conclusiones. Por eso ahora os invito a que quienes leéis argumentéis por vosotros mismos y concluyáis lo que creáis oportuno.
Ésta, por ejemplo, es una de las diferencias del budismo para con el resto de religiones. En el Cristianismo Jesús es una persona (o Dios) a seguir. En el Budismo no existen dioses, los maestros sólo sirven como guía. Mientras que en la religión Cristiana, Musulmana… nadie puede aproximarse a ser un Dios, en el budismo cualquier persona puede alcanzar la iluminación, sea como sea, de la clase social que sea. Sin importar raza ni condición social. Buda no tiene origen divino, es un humano como cualquier otro u nos marca un ejemplo a seguir.
El budismo huye del maniqueísmo y apuesta por la libertad personal de cada uno para encontrar su camino.
En otras religiones se amenaza a los seguidores con el pecado, con un inframundo de dolor, fuego, azufre y alejado del paraíso. Esto no es así en el Budismo. El daño no es pecado: los actos serán juzgados en contra de uno mismo acabarán proporcionándole mayor dolor que el que ha inflingido. Esto nos llevaría al Karma y el Samsara, pero en otro momento (si no en este será en otro post) hablaré un poco sobre ello.
El budismo y la fe
En el budismo, la acepción de fe es muy interesante. Haré la comparación con el Cristianismo. No tengo nada en contra de ésta religión. Simplemente la pongo en comparación y como ejemplo porque es la religión que conozco yo y quien pudiese estar leyendo este post. Así será más fácil de entender.
El hombre debe unirse con la naturaleza fundamental que está en todas las cosas, en todos los seres. Por ello se ha de tener fe en que eso es posible y que el camino para hacerlo es el “drama”, que son las enseñanzas budistas. Pero una vez se tiene la certeza, el camino lo ha de encontrar cada cual. La fe desaparece porque se sustituye por la evidencia.
En el libro se explica ésta visión de una manera muy entendible. La escribiré no literalmente, pues no la recuerdo con pelos y señales.
Imaginemos que alguien o nosotros mismos vamos a comenzar un largo viaje. No sabemos siquiera si el lugar de destino existe. Lo único que nos puede empujar a avanzar es la fe en la existencia de ése lugar. Desde ahora y en adelante será la fe la que nos mueva. Una vez que hemos llegado a nuestro destino y comprobamos que existe desaparecerá la fe, pues ya no es necesaria, ya sabemos a ciencia cierta que existe. Realmente, la fe no ha existido. Sólo ha sido un motor.
Además, ahora no habrá un camino único para llegar hasta ese lugar. Habrá varios. No serán unos mejores que otros. Nosotros mismos debemos escoger el que más nos convenga.
Aprovecha la existencia-no-existencia de la fe para otra cosa más. Podríamos decir que nada existe. Todo es efímero, es una proyección de nuestra mente, como el dolor, el sufrimiento. Lo material no existe.
No es que las cosas no existan, están ahí, pero condenadas a desaparecer. No son perdurables. Por lo tanto, en cierta forma, aunque su existencia no es ficticia, no es definitiva. En cambio, existe otra dimensión en la que las cosas son definitivas. Y eso es el estadio al que debemos acceder. Desde él podremos ver las cosas que ocurren en éste mundo pero tendremos unos valores elevados que permitirán que las pongamos en su lugar.
Todo esto nos puede parecer algo complicado. Para entender el budismo y sus enseñanzas, debemos empezar por entender las cuatro nobles verdades. Aconsejo la lectura del primer libro recomendado a modo de introducción para no iniciados. Es más fácil de lo que puede parecer a priori.
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Si hubiese interés por este tema, podría seguir recogiendo en el blog algunas de mis notas del cuaderno de campo. Por ejemplo, podría escribir algo sobre la reencarnación, la iluminación, el sufrimiento, mantras, etc. Pero por hoy ya ha sido suficiente.
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Todas las cosas poseen la naturaleza de la mente. La mente es la que manda y toma iniciativas. Si la mente es clara, cualquier cosa que hagamos o digamos nos traerá felicidad que nos seguirá como nuestra sombra.
Para saber más, visitar éste blog: budismouniversal.blogspot.com
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