
Hoy es el día del docente y quiero recordar a unos profesores que me marcaron. En la etapa del colegio, en Peñamefecit: Doña Chelo. Aún recuerdo esos caramelos que nos regalaba y esa agenda rústica que hacíamos con una libreta y que forrábamos con papel de regalo que ella nos compraba. ¡Podíamos elegir! Estaba bien al principio. Luego nos cansábamos. Básicamente servía para apuntar las tareas y pedir tutoría. Resultó horrible, porque todos los días los padres tenían que firmarla. ¡Qué control!
En la etapa de Instituto, ya en el I.E.S. "Las Fuenteluezas" guardo muy buenos recuerdos de muchos profesores, pero en especial de Doña Carmen (no daré el apellido) profesora de lengua y literatura. Nos enseñó el gusto por las preposiciones, los complementos y los adverbios. ¡Qué clases más buenas! Con ella me gustó realmente la lengua española. ¡Cómo aprendí con ella! Me hubiese gustado tenerla muchos años más. Era una mujer realmente interesante. Uno de esos profesores que marcan para bien y que se hacen un hueco en el recuerdo de lo más agradable.
Sin apellidos también: Doña María José. Ella consiguió el más difícil todavía: ¡que me interesasen las matemáticas! Sentía (y seguro que siente todavía) pasión por enseñar. Explicaba las matemáticas de manera diferente en función del alumno. Para que las entendiese me presentaba a los números como actores, a otro compañero como mecánicos... y así conseguía el milagro. No importaba que no lo entendieras a la primera, a la segunda o a la quinta: lo volvía a explicar. Y siempre sin una mala cara ni cambiar su dulce tono de voz. Tuve la gran suerte de tenerla como tutora. Ahora da clases a mi hermana y ella tiene la misma opinión que yo.
Doña Carmen (daba clases de dibujos y no tenía muy buena fama entre los alumnos). Me encantaba esa profesora. ¿Qué habrá sido de ella? Siempre me apoyó con el teatro y apoyaba las clases teatreras del instituto. Estaba por el arte. Un día decidió crear un club de lectura. "Como agua para chocolate". Fue el primer, único y último libro del club. Si no recuerdo mal fuimos Angeles, Manu, Alba, Araceli y yo. Éste efímero club aumentó mis ganas de leer. Siempre recordaré ése libro con gran cariño. Y a ésta profesora. Creo que ya no da clases en mi ex-instituto.
¡Qué tontería! Sigue siendo mi instituto.
Quería recordar y reconocer la labor de éstos profesionales que batallan con adolescentes y niños; con universitarios. Se dejan la piel en moldarnos para ser hombres y mujeres de provecho. Y no quiero olvidar a mi tío Carlos, que también es profesor y no he tenido la suerte de que me de clase (en las aulas), porque fuera de ella sí me ha enseñado.
Feliz día del docente, profesores.
En la etapa de Instituto, ya en el I.E.S. "Las Fuenteluezas" guardo muy buenos recuerdos de muchos profesores, pero en especial de Doña Carmen (no daré el apellido) profesora de lengua y literatura. Nos enseñó el gusto por las preposiciones, los complementos y los adverbios. ¡Qué clases más buenas! Con ella me gustó realmente la lengua española. ¡Cómo aprendí con ella! Me hubiese gustado tenerla muchos años más. Era una mujer realmente interesante. Uno de esos profesores que marcan para bien y que se hacen un hueco en el recuerdo de lo más agradable.
Sin apellidos también: Doña María José. Ella consiguió el más difícil todavía: ¡que me interesasen las matemáticas! Sentía (y seguro que siente todavía) pasión por enseñar. Explicaba las matemáticas de manera diferente en función del alumno. Para que las entendiese me presentaba a los números como actores, a otro compañero como mecánicos... y así conseguía el milagro. No importaba que no lo entendieras a la primera, a la segunda o a la quinta: lo volvía a explicar. Y siempre sin una mala cara ni cambiar su dulce tono de voz. Tuve la gran suerte de tenerla como tutora. Ahora da clases a mi hermana y ella tiene la misma opinión que yo.
Doña Carmen (daba clases de dibujos y no tenía muy buena fama entre los alumnos). Me encantaba esa profesora. ¿Qué habrá sido de ella? Siempre me apoyó con el teatro y apoyaba las clases teatreras del instituto. Estaba por el arte. Un día decidió crear un club de lectura. "Como agua para chocolate". Fue el primer, único y último libro del club. Si no recuerdo mal fuimos Angeles, Manu, Alba, Araceli y yo. Éste efímero club aumentó mis ganas de leer. Siempre recordaré ése libro con gran cariño. Y a ésta profesora. Creo que ya no da clases en mi ex-instituto.
¡Qué tontería! Sigue siendo mi instituto.
Quería recordar y reconocer la labor de éstos profesionales que batallan con adolescentes y niños; con universitarios. Se dejan la piel en moldarnos para ser hombres y mujeres de provecho. Y no quiero olvidar a mi tío Carlos, que también es profesor y no he tenido la suerte de que me de clase (en las aulas), porque fuera de ella sí me ha enseñado.
Feliz día del docente, profesores.
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