martes, 17 de noviembre de 2009

David, Eva y Macarena

Éste fin de semana ha sido cuanto menos mágico. Desde primera hora de sábado hasta última hora del domingo. Y es que bien utilizadas, las redes sociales pueden ser algo fantástico. Llevaba más de un año sin saber nada (y ellos de mi) de mis compañeros de piso de Granada, cuando cursaba el segúndo año de carrera. Él me llamaba. Lo lo llamaba. Él me escribía por Messenger, yo le escribía por Messenger. Y por caprichos del destino o lo que quiera que fuese, nunca pudimos contactar. Sólo me quedaba preguntarle a Menchu si lo había encontrado por la facultad o arrancarme a buscarlo por Tuenti, ésa aburrida red social. Por Granada no lo podía encontrar, pues me fuí a vivir a Jaén con mi pareja hace ahora un año (pero sigo trabajando en Granada, es decir, voy y vengo todos los días). Pues bien, decidí hacer uso de Tuenti y buscarlo. Nada. Ningún resultado. Nombre más dos apellidos. Nada. Así una y otra vez. Usando filtros: provincia, zonas de marcha, Universidad... nada de nada. Así lo intenté una y otra vez hasta que, el sábado, cuando Rubén dormía, decidí volver a buscarlo. Ésta vez sólo con nombre y un apellido. ¡Apareció!. Me alegró el día. Claro está que una vez que encontré a David, me resultó muy fácil localizar a Eva, su prima y también mi compañera de piso. Nos dímos el teléfono fijo de casa y nos pusimos un poco al día. Ahora tenemos una quedada pendiente.

Cuando estaba leyendo el periódico el domingo, escuché hablar a Rubén por teléfono. Yo pensaba que estaba durmiendo aún. Nada de eso. Nuestra amiga Maca le había llamado. Por problemas que no pienso hablar (y ya ni recordar) perdimos en contacto hace también un año y pico. Quería quedar con nosotros para solucionar las cosas. Y así fue. Un rencuentro, café en casa, Bisbal y hasta primeras horas de la noche. Todo solucionado y arreglado. Hoy martes, vendrá a casa otra vez.

Esto es lo que yo llamo un buen fin de semana.

No hay comentarios: